La infertilidad es un problema relativamente común, pues se estima que puede llegar a afectar hasta al 30% de las parejas. Ésta puede ser causada por factores de la calidad del esperma del varón, relacionados al número o movilidad de los espermatozoides. Pero también la incapacidad de tener hijos puede ser de origen femenino, y las causas son más diversas.
En algunos casos se ha encontrado que el moco cervical puede ser muy ácido, lo cual lo hace muy hostil para los espermatozoides y esto no permitiría que se realice la fecundación.
A veces algunas mujeres tienen problemas relacionados con el óvulo, como por ejemplo la ausencia de ovulación, que el óvulo no se fije adecuadamente a la pared del útero, que no sobreviva una vez implantado o incluso pueden existir problemas de movilidad por una obstrucción de la trompa de Falopio, que pudo haber sido causada por una enfermedad inflamatoria pélvica.
Se han logrado asociar ciertos estilos de vida como causantes de una mayor predisposición a la infertilidad, dentro de los cuales encontramos la obesidad, el alcohol, la edad avanzada, enfermedad tiroidea, diabetes, defectos congénitos, cáncer, entre otras.
Las soluciones consisten en técnicas de reproducción asistida, las cuales tienen sus pros y sus contras. Existe cierta evidencia de que los embarazos conseguidos por este medio presentan cierto grado de dificultades, como bajo peso al nacer, partos prematuros o incluso mortalidad infantil. El lado positivo es que muchas parejas sí pueden reproducirse exitosamente gracias a estas técnicas, que esencialmente son dos: la primera es la fecundación in vitro del embrión y la segunda es la inyección intracitoplasmática de espermatozoides.
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