¿Has escuchado que la lactancia materna es la mejor fuente de alimentación para tu bebé? ¡Pues esto es cierto! A continuación, te explicamos por qué la leche materna es esencial para tu pequeño, así como cuáles son los nutrientes y los beneficios que le aporta.
La lactancia materna es la alimentación ideal para el crecimiento y desarrollo de los niños. La OMS (2022) asegura que la leche materna es el único alimento que necesita un niño desde el nacimiento hasta los seis meses de vida.
Luego de esta edad la lactancia debe acompañarse de la alimentación complementaria (es decir, de otros alimentos) para poder cumplir con los requerimientos nutricionales del niño. Mientras que el destete puede ocurrir entre el primer y el segundo año de vida, según lo disponga la madre.
La leche materna contiene todos los macronutrientes (proteínas, grasas y carbohidratos) y muchos micronutrientes (vitaminas y minerales) necesarios para la vida. Por ejemplo, posee minerales como el zinc, selenio, fósforo, calcio, flúor y hierro; así como vitaminas A, B, C y E (Shah et al., 2021).
Además, proporciona al bebé factores de crecimiento, hormonas y algunos elementos del sistema inmune de la madre. Todas estas cosas son muy importantes para el desarrollo del niño y el fortalecimiento de su sistema inmune (Shah et al., 2021).
Los beneficios de la lactancia materna abarca lo físico y lo emocional. Así, cada vez que amamantes a tu bebé estarás (Riggins, 2019; FAO, s.f.):
Hay varios tipos de lactancia materna y entre estos destacan:
La lactancia materna exclusiva es aquella en la que se alimenta al bebé solo con la leche materna sin incorporar otros alimentos (MinSalud, 2022). La recomendación general de la OMS (2022) es que este tipo de lactancia se mantenga durante los primeros seis meses de vida. Se sugiere iniciar con la lactancia durante la primera hora de vida.
Este tipo de lactancia puede ser programada por la madre o a libre demanda. Esto último significa que no se cuenta con horarios predeterminados; se alimenta al bebé cada vez que este demande el pecho. De este modo, la madre se asegura de que las necesidades alimenticias del bebé están bien atendidas (Consolini, 2021).
Este tipo de lactancia permite la succión directa del pezón de la madre por parte de la boca del bebé. Sin embargo, por razones médicas o personales, algunas madres prefieren vaciar sus pechos con sus manos o un extractor de leche y depositar la leche en un biberón.
Esta y la lactancia exclusiva son las más recomendadas durante los primeros seis meses de vida. El motivo es que el contacto piel con piel y el calor corporal de la madre ayuda a que el bebé se sienta más cómodo y seguro (Riggins, 2019).
Este tipo de lactancia materna consiste en la extracción de la leche del pecho, la cual será depositada en un biberón para alimentar al pequeño. Es una práctica muy usada por las madres que trabajan, quienes no desean amamantar o tienen mucho dolor.
Algunas madres, además del biberón, utilizan un vaso e incluso una pequeña cuchara para verter la leche y alimentar al bebé. Estas últimas opciones son adecuadas si el pequeño no succiona como es debido. También si el niño ya tiene más edad y prefiere usar un tetero o vaso (Salud180, s.f.).
Estos son algunos de los consejos que mejorarán la experiencia de la lactancia materna para ti y tu bebé (Consolini, 2021; Riggins, 2019):
Tu espalda siempre debe estar recta al momento de lactar y los hombros relajados. Lo ideal es que estés sentada o recostada. Hay muchas posturas que puedes adoptar para la lactancia materna, lo importante es que consigas la más cómoda para ti. Por ejemplo, puedes:
Coloca tu dedo pulgar o índice en la parte superior de tu pecho y el resto de los dedos en la parte inferior para fijar la posición de tu mama. Asegúrate de que el bebé sujete el pezón y la areola, con esta técnica es menos probable que tu hijo te lastime.
Si sientes dolor mientras lactas, introduce tu dedo en la boca del bebé y presiona hacia abajo hacia su barbilla. De esta forma, él soltara el pezón sin necesidad de jalarlo.
La succión del bebé estimula la producción de leche. Por eso, debes ofrecerle los 2 senos en cada toma y dejarle de 15-30 minutos por seno. Si el niño se ha dormido después del primer seno, ayúdalo a eructar para que se despierte y da el otro seno. En la próxima toma ofrece primero el último seno de la toma anterior para garantizar una buena estimulación.
Para evitar infecciones e irritaciones, procura lavar con agua y jabón tus mamas antes y después de lactar. Puedes usar una crema suave, sin perfume, para hidratar un poco la zona.
Si llevas una buena técnica y te aseguras de que el bebé tiene el pezón y la areola en la boca, no debes tener mayores problemas. Pero si por alguna razón te ha lastimado, coloca trapitos tibios sobre la mama para ayudarte con el dolor.
Si estás trabajando y eso interrumpe la lactancia, puedes probar almacenando la leche. Una vez que extraigas la leche guárdala:
La puedes calentar o descongelar colocando el tetero en agua caliente; no uses el microondas.
La lactancia materna exclusiva es la mejor alimentación para los niños pequeños. Es suficiente para los bebés hasta los seis meses de edad; ya luego del sexto mes sí es necesario complementar con alimentos sólidos. Además, de sus beneficios nutricionales, la leche materna ayuda al desarrollo y crecimiento del niño y la prevención de enfermedades.
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