Saludos, querida mamá. Tal vez habrás notado que en ciertas ocasiones tu bebé devuelve la leche que acaba de beber e incluso otras cosas que ha comenzado a tragar. Esto es normal cuando ha comido demasiado o cuando ha tragado bastante aire en el momento de la ingesta, lo cual le provoca eructos y gases que lo llevan a expulsar lo último que ha comido.
A esta devolución de la comida se le denomina reflujo gastroesofágico o regurgitación, y lo puedes diferenciar del vómito porque casi no se nota por la delicadeza en que lo hace y porque no le causa daño ni dolor. El reflujo es muy común en la edad de tu bebé, entre los 4 y 12 meses, cuando apenas se está adaptando su sistema digestivo y aun no hay mucha ingestión de alimentos sólidos.
¿Qué se puede hacer? Lo mejor, es aprender la forma correcta de alimentarlo. Sigue las siguientes pautas:
● Coloca a tu bebé en una posición recta para alimentarlo.
● Sácale los gases cada 3 minutos y asegúrate que lo que ingiere no le llegue en grandes cantidades, por ejemplo con tu leche cuando sale muy rápido, o la del tetero cuando hay un agujero más grande en el chupo.
● Tu bebé necesita estar en reposo, pero no acostado, ni tampoco ser sacudido ni moverse demasiado, aunque a veces las ganas de jugar con él y mimarlo te inciten a hacerlo. Hay que contener esos momentos de rebosante ternura que te genera, espera a que tu pequeño haga su digestión.
Comienza a preocuparte y consulta a tu médico si notas los siguientes signos:
● Tu bebé parece perder peso.
● Si tu bebé devuelve más de 2 cucharadas de leche.
● Notas arcadas (náuseas o espasmos) más fuertes e intensas de tu bebé.
● Si tu bebé moja menos pañales de lo normal.
● Notas un disminución en el nivel de energía de tu bebé.
¿Cómo evitar complicaciones con el reflujo?
● Te aconsejamos cuidar la postura de tu bebé, sobre todo desde edades muy tempranas para que no aspire y se repitan los reflujos. Recuerda: debes darle la comida semi-sentado, no acostado.
● Debes colocarlo sobre su lado izquierdo apoyado con almohaditas para que no se voltee.
● Por otra parte, hay que cuidar su alimentación, evitando que coma en grandes cantidades y regulando su frecuencia, así como ciertos alimentos altos en grasa, ácidos, bebidas gaseosas o la cafeína.
● El humo también es un factor que induce al reflujo y al vómito y debes evitar ambientes con cualquier clase de humo.
Se debe evitar que el reflujo persista, ya que puede desarrollar otras complicaciones más duraderas y que afectarán mucho más la salud, como:
● Esofagitis: Los jugos gástricos cuando suben hasta el esófago lo irritan, éste se inflama y la sensación es muy molesta. En este caso puedes notar que tu bebé llora más seguido y está muy disgustado.
● Complicaciones respiratorias: La leche agria, cuando sube por las regurgitaciones, puede llegar hasta la laringe, la tráquea, y hasta los mismos bronquios. Esto puede ocasionar desde una leve tos, hasta una bronquitis, asma e incluso una neumonía.
● Asfixia: Es lo que más preocupa cuando tiene reflujo, pues debemos estar muy atentos, ya que le puede faltar el aire al bebé.
Todos estos problemas relacionados con la digestión son muy comunes hasta el primer año de edad, y aunque en la mayoría de casos son problemas asociados a la adaptación de tu bebé a su mundo, es importante que estés atenta a signos alarmantes. En estos casos, consulta con un especialista. Normalmente, el reflujo es parte de una etapa que se superará en la medida en que el sistema digestivo de tu bebé termine de desarrollarse. Ten paciencia y sigue estas indicaciones, verás que pronto esta etapa también la superarán.