El cerebro humano es un órgano asombroso y complejo. Pero no siempre es igual: cambia a lo largo de la vida en un proceso conocido como desarrollo cerebral (Benítez y Pérez, 2019).
La forma de crianza que elijas para tu hijo es uno de los factores que más influye en este proceso. Por eso, como madre, tú tienes la posibilidad de fomentar que su cerebro crezca saludable (CDC, 2023).
El cerebro es un órgano que procesa información de forma continua. Lo logra a través de una extensa red de neuronas y otras células que trabajan en conjunto (Benítez y Pérez, 2019).
En este sentido, en el cerebro se distinguen la materia gris y la blanca. La primera es la zona donde se acumulan los cuerpos de las neuronas. Por otro lado, la materia blanca se compone de fibras de mielina (Maiese, 2021).
Además, podemos dividir al cerebro en las siguientes partes (Maiese, 2021):
El desarrollo cerebral en los niños es un proceso continuo y dinámico. Así, implica cambios en la estructura y en la función de las partes del cerebro. A continuación, veremos lo más significativo de cada etapa (CDC, 2023; Förster y López, 2022).
Durante el embarazo, la formación del cerebro comienza en las primeras semanas y los genes juegan un papel fundamental. A medida que avanza la gestación, se formarán las estructuras básicas (Leibovitz et al., 2022).
En este temprano desarrollo cerebral, factores externos al bebé influyen. Por ejemplo, la alimentación que siga la madre o la exposición a sustancias del ambiente que pudiesen ser nocivas, como el tabaco. Lo bueno es que tú puedes hacer un aporte positivo con la estimulación prenatal (Pulli et al., 2019).
Los bebés recién nacidos ya tienen redes neuronales. No obstante, las conexiones entre ellas se siguen creando y el cerebro es versátil. Quiere decir que se adapta con rapidez y es receptivo a las nuevas experiencias (Benítez y Pérez, 2019).
La interacción con los adultos influye en el desarrollo cognitivo del bebé. Por ello se recomienda la estimulación temprana. Si tratas de modo cariñoso a tu hijo y le hablas frecuentemente con ternura, estarás mejorando sus conexiones neuronales (CDC, 2023).
El crecimiento y desarrollo en la primera infancia es acelerado. En el cerebro se forman más conexiones y, a la vez, se lleva a cabo la «poda sináptica». Esta última se entiende como el proceso de eliminación de las redes de neuronas menos utilizadas (Förster y López, 2022). Es la edad en que aparecen las habilidades cognitivas, como la memoria, el lenguaje y la resolución de problemas. En esta etapa, las experiencias preescolares juegan un papel clave (Gutiérrez Duarte y Ruiz León, 2018).
Durante la niñez intermedia, se adquiere una comprensión más compleja del entorno y de las relaciones sociales. Asimismo, la educación en la escuela contribuye a los distintos tipos de aprendizaje. Se consolidan las habilidades de lectura, escritura y matemáticas (Pérez-Marfil et al., 2023).
El cerebro experimenta cambios importantes en la adolescencia, incluida la madurez de la corteza. Asimismo, esta es la zona involucrada en el control de los impulsos y la toma de decisiones (NIMH, 2023).
Las experiencias sociales, emocionales y educativas, tienen un impacto significativo en el desarrollo cerebral adolescente. A partir de ellas, se terminará de conformar su identidad (NIMH, 2023).
Los expertos en psicología infantil recomiendan la estimulación temprana. Se trata de proporcionar a los niños, desde su nacimiento, un entorno con oportunidades de juego, exploración y aprendizaje (CDC, 2023; Pintado et al., 2022).
Aquí tienes algunas actividades simples y fáciles de aplicar, que puedes realizar en casa (Rich, 2020; UNICEF, 2018):
En conclusión, acompañar el desarrollo cerebral de tu hijo requiere empatía emocional y compromiso. Explora más sobre este tema y busca recursos adicionales que te ayuden a tener un papel activo en el crecimiento saludable de tu niño.
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