Tu bebé de 1 mes ya llegó a tus brazos, te reconocerá y se sentirá muy tranquilo/a al escucharte, porque en tu vientre el eco de tu voz fue su conexión con el mundo.
Te sorprenderás porque además de tu voz y la de quienes lo esperaban a tu lado, en su memoria también vienen grabados los sabores y los olores de tu vida cotidiana. Tu bebé de 1 mes también recuerda el balanceo de tu cuerpo al caminar y el ritmo de tu corazón.
Todas estas experiencias serán milagrosamente efectivas con tu bebé de 1 mes para propiciar su calma.
Es así como al cantarle, mecerle, acercarlo a tu corazón, abrazar su cuerpo, le vas mostrando que le espera un mundo sorprendente y al mismo tiempo un mundo conocido en el que puede confiar.
En el comienzo de su vida, le transmites aún sin palabras, la confianza que lo hace sentir protegido. Por medio de tus caricias, tu voz y tu olor, poco a poco ella o él se va enriqueciendo con nuevas maneras de sentirte y de sentirse.
A tu lado se maravillará con el milagro de la luz. Poco a poco los tonos del arcoíris se revelarán ante su mirada. En la protectora oscuridad de tu vientre sus ojos aún no podían despertar, es por eso que ahora, tu bebé de 1 mes hará grandes esfuerzos por enfocar su mirada.
Tu bebé de 1 mes nace siendo capaz de llevar su boca a tu pecho o de succionar, pero la serenidad y el afecto con que te dispongas a alimentar a tu bebé será lo que realmente fortalezca la relación entre los dos.
Tu bebé podrá extender sus bracitos si advierte un sonido fuerte o un movimiento inesperado, pero tú, a través del lenguaje de tu cuerpo, le mostrarás lo que es riesgoso y lo que es seguro.
Sus manitos y piecitos prensiles ya no le sirven, pero ahora cuando tu bebé de un mes toma tus dedos con fuerza, lo sientes muy cerca de tu alma y se asegura de tu presencia. Si se dibuja una sonrisa en su rostro, tu reacción de júbilo le animará a repetirla y así la alegría tendrá un nuevo escenario.
Todo lo que sabe tu bebé al nacer se enriquecerá infinitamente a través de las relaciones respetuosas y cálidas que se le ofrezcan. Interpretar, darle sentido a sus gestos, sonidos y movimientos es la tarea más importante que aquí se inaugura. No existen preguntas tontas ni falsas intuiciones cuando el reto es conocer a tu hijo y que él te reconozca.
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